Este año, la solemnidad de nuestra Madre, la Virgen del Carmen, ha sido especial para mí. Todo el Carmelo hemos celebrado su fiesta en comunión y con gozosa alegría; pero nuestra comunidad además, el 50 Aniversario de mi Profesión.
El día lo comenzamos cantando a la Virgen procesionalmente y haciendo tres paradas en distintos lugares del convento. Después tuvimos Laudes cantados y la oración.
La eucaristía, a las 12,00 h, la presidió nuestro Sr. Obispo, D. Casimiro, y concelebraron otro Obispo Operario jubilado con los sacerdotes de la Residencia Mosén Sol, el párroco de Alquerías, nuestro capellán y un padre carmelita (P. Vicente Martínez Blat), que representó para mí a todo el Carmelo.
La iglesia, llena de fieles y el coro de Alquerías que lo cantó todo. Yo renové mi Profesión junto al altar y de corazón y más consciente que el primer 16 de julio de 1973. Coincide que fue también el Centenario de Sta. Teresita del Niño Jesús, y ahora conmemoramos los 150 años de su nacimiento, que está siendo para mí una experiencia muy emotiva. Con ella hice un día de retiro antes de la celebración.
En la eucaristía hubo ofrendas, las llevé junto a mis dos sobrinos nietos, Daniela y Mario. Al final de la misa di las gracias a todos brevemente, pero no me esperaba que se acercara al presbiterio el Alcalde de Alquerías, recién elegido, muy joven, para entregarme un obsequio de cerámica y dedicarme unas palabras que impactaron a los asistentes por su contenido cristiano. Él se invitó a la fiesta y también se quedó a comer.
Comieron dentro, en el claustro: a un lado los obispos, el clero y las monjas, y en el otro lado, la familia y amigos de la comunidad. Curiosamente, el alcalde nos cantó una jota, y un joven de Alquerías, que es tenor profesional, también cantó una canción: “La roca fría del Calvario” de La Dolorosa, muy sentida.
Todos lo pasamos bien. Mi familia con el paso del tiempo se ha hecho más corta pero aún tengo en el pueblo un tío con 91 años que quiso venir y después de muchos años sin vernos, ha sido una gran alegría volvernos a encontrar.
Termino ya dando gracias a mis hermanas de comunidad y sobre todo a Dios que tanto me ha regalado en la vida y me sigue dando, antes y después de mi consagración. “SU MISERICORDIA ES ETERNA”
Rezad por mí, para que con su ayuda, yo sea igual de generosa con EL
Os agradezco a todas las Comunidades vuestros regalos, todos fabulosos.
En la foto “exposición”, os tengo muy presentes. ¡GRACIAS!