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23 05 13 Puzol, Anna, La Biblia siempre en mis manos

Siempre tengo la Biblia en mis manos. La miro, la manoseo, la acaricio, a veces leo una frase u otra, otras veces leo libros enteros. Siempre me aporta reflexión y paz, siempre me enciende una luz y me hace orar. La Biblia es luz de la Luz. Vemos asomos fugaces de la Luz. La Biblia es presencia, palabra y sabiduría de Dios. Shalom de Dios. Ruaj que limpia el aire de la existencia. Sumergirme en la Biblia es hallarme con la creación y toda la humanidad, es hallarme con Dios que sale siempre a nuestro encuentro. Más que buscadores de Dios, somos buscados por Él. La Biblia contiene el pasado, el presente y el futuro; todo está contenido en sus páginas y todo discurre hacia la plenitud. Lo central y comienzo fundante: “Yo seré tu Dios y vosotros seréis mi pueblo”. Así se construye la historia santa y sagrada, humana y divina.

En la Biblia me encuentro con la historia de la humanidad, con la gente de todos los tiempos, su gracia y pecado, sus alegrías y penas, sus esperanzas y confianza. La Biblia trata del amor y dolor, fidelidad y traición, agresión, violencia, guerra y paz, perdón y reconciliación vuelta al amor. Toda la historia discurre entre luz y tinieblas. Por un momento de luz que nos alegra, indefinido el tiempo en la oscuridad que nos purifica. La luz nos pone en camino, la oscuridad nos agranda la fe como lámpara que nos va alumbrando. La Biblia peregrina la historia de la fe, pone a prueba nuestra humanidad y fidelidad a Dios. Ella es agua pura que nos limpia, manantial que sacia nuestra sed. Mantener nuestra desnudez ante Dios va del paraíso del Edén al jardín de la resurrección. Atalaya donde todo se vive cumplido. Huerto regado, caudal de paz y libertad. Humanos-humanados-espiritualizados-redimidos. Respirar y volar. Peregrinar y construir la justicia del Reino que nos ha sido dado por gracia de Dios a todos. La salvación de Dios es para todos, no «por muchos». ¡Por todos!».

El corazón humano late y ansía lo ilimitado, mientras sufre soledad, frío y calor, pasiones, violencia, perdón y paz, amor, cariño y caricias de enamoramiento de Dios para toda su creación. Y leemos la Biblia con la esperanza en el alma, con la confianza en el corazón, con hambre y sed de Dios. Que la humanidad está hecha no menos que para Dios.

La Biblia, Dios amigo de sus hijos e hijas, voz incisiva de los profetas, palabra viva del Jesús encarnado-resucitado, amado y amigo de la humanidad. Voz del pueblo que anuncia la salvación cercana y cumplida en el Redentor.   El libro de la Consolación: “Consolad, consolad a mi pueblo”. El mar y la montaña, los ríos y valles, los caminos, el pueblo y los ejércitos. Los nómadas y sus ganados, los prados y los pastos, la tierra y el agua. Esperarlo todo de Dios quienes no tenemos nada, y todo se nos ha dado. Somos alguien y nadie, fundamentalmente somos hijos de Dios. Somos pueblo, comunidad, Templo e intemperie. Rezamos los salmos, cantamos su alabanza con alegría, bailamos la belleza de su oración santa, en los salmos gemimos nuestra pena y llanto, nuestro lamento y segura confianza. Esclavitud y salida, éxodo en el desierto, la dureza de su recorrido, la queja y murmuración, la purificación y la tierra prometida que asegura el pan nuestro de cada día. Pueblo de dura cerviz, Dios no les basta. Reclaman un rey, mezquindad de su falta de confianza; se les apaga la fe, estrechez de su alma raquítica. Dios todo lo soporta y aguanta. Al fin, porque Dios ama y sigue creando historia de amor misericordioso. Amor que se plasma en la Ley: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” (Dt 6,5). Y plenitud de la Ley: «Amaos unos a toros como yo os he amado».

Dios no rompe la historia, la enlaza continuamente, porque Él no falla en su promesa salvadora. Lo primordial de la humanidad ya fue obra amorosa, todo nace de la amistad de Dios con la humanidad creada a “su imagen y semejanza”. Que Dios perdona, reconcilia, sana y salva. Dios solo ama con misericordia. Y deja que siga la historia y sea nuestra historia de pecado y gracia, de caída y levantada, de pérdida y reencuentro, de hambruna y hartura, de sed, desnudez, intemperie y miedo, de terquedad y reniego, de esperanza y confianza, “pueblo de dura cerviz”. «Yo he venido para que tengan vida, y la tengan abundante» . Nuestra historia humana, precaria, loca, desastrosa, capaz de lo mejor y lo peor. De maldad, bondad y compasión, que trigo y cizaña crecen juntos. Resuena la voz de los profetas que espolea y fastidia, su voz y mensaje nadie lo tolera. La piedra que mata profetas y la cruz que mata al que es más que profeta. Al Hijo que nos hace hijos. El que “pasó haciendo el bien”, crucificado y matado.

La Biblia, el Libro de los libros, -no una historia inventada-, que ella es la gran historia humana, la de todos los tiempos, la nuestra y la de aquellos antepasados. La historia de la amistad de Dios y la estupidez  humana que lo mata y mata al hermano y con ello nace la iniquidad.  Sí, la tierra, la humanidad y Dios, nuestro Dios. Abraham el amigo de Dios, inicia un camino de fidelidad. Moisés, el más sufrido de los hombres, conduce el pueblo a la tierra que Dios les iba a dar, en un éxodo intransitable e insufrible. Mujeres, mujeres aguerridas, mujeres elegidas, mujeres intrépidas, fieles, amigas, calladas, sufridas, vigilantes, anunciadoras del gran acontecimiento pascual, amigas y amadas de Jesús. Y la mujer entre todas bendita, María, la madre de Jesús, por siempre nuestra madre y amiga.

David, el hombre de corazón al agrado de Dios; un David embustero, codicioso, mujeriego, aguerrido, traidor y homicida, hombre cargado e hinchado de miseria humana, y, sin embargo, un hombre enamorado de Dios aun en su pecado, capaz de abajarse y  pedir perdón y volver a comenzar agarrado de Dios, su Dios. La Sabiduría, el Cantar de los Cantares, donde Dios se hace amante enamorado. Y Jesús humanado, nuestra carne y sangre, el sufriente, encarnado-crucificado-resucitado, y al fin, con Él humanidad crucificada-resucitada. Ahora todo se hermana en este pan y vino que somos y salva. Eucaristía de vida del que Es y nos hace. Somos en el que Es. Y todos somos este pan eucarístico que ha de alimentar a toda la humanidad y la creación entera. La gran fraternidad que nos iguala. Todos somos sacerdocio de Cristo Jesús, todos somos Eucaristía, todos estamos llamados a crear la comunión y la gran fraternidad.

Ya no puede haber hambre si somos pan. Ya no puede haber esclavos si somos hermanos. Ya no puede haber soledad si somos comunidad, si nos amamos y abrazamos. Ya no hay pérdida, porque Dios nos busca y rebusca hasta hallarnos y descansarnos en Él, en Él todo es ganancia y nos dice: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Ya no hay pobreza en el hogar de la misericordia y el compartir, cuando la Iglesia es madre, hermana y amiga. Ya no hay injusticia cuando las Bienaventuranzas son nuestro identidad y proceder. Cesan las exclusiones (gran reto del perdón que la ley eclesiástica y sus jerarcas tiene por realizar con las mujeres ya. Ellos se han apropiado de un privilegio que nos pertenece también a nosotras, el sacerdocio en Cristo Jesús, que nos han robado y han hecho una propiedad exclusiva de varones). Deponer privilegios, sí, que ya todos nos hacemos pequeños y servidores. Solo tenemos una misión por delante y un gozo a vivir: trabajar en la viña del Reino, jornaleros de todos los tiempos, de primera y última hora, y todos contentos. La Biblia, espejo de nuestra alma y guía de nuestra vida. Jesús, plenitud del plan salvador de Dios. Él es todo nuestro bien. Solo Jesús y su Palabra: La Biblia, ella nos lo muestra todo, mostrándonos a un Dios abajado a nuestros pies haciéndose servidor. No tenemos otra responsabilidad sino la de imitarle amando, sirviendo, perdonando. Y que amar sea todo nuestro oficio y ejercicio. Todo ello está en la Biblia. Alimentarnos de su sabiduría divina.

23 04 28 PUZOL, Anna, Amor y dolor caminan juntos

Mi vida es una opción por el amor.
Cuando amas, abrazas el dolor.
Cuando amas, el gozo te invade.
Amor y dolor son dos peregrinos
que caminan juntos,
amor y gozo también.

Cuando el amor vehicula la vida,
el dolor es un arado que labra la tierra del corazón.
El amor germina de los surcos del dolor.
Y el fruto del amor y el dolor es la alegría.

Cuando hay amor miramos la vida con gozo.
Contemplamos lo que es la vida en su presente,
con esperanza su futuro,
con reconciliación el pasado.
El amante lo mira todo con alegría.
El amor y dolor es su gozo, su paz y reconciliación.
La alegría ha puesto su sede en el corazón amante.

El amante sufriente ha amasado la vida en la lucha,
en la esperanza y la confianza.
En el amor se han desatado las pasiones,
y lo que fueron placeres, devino sufrimiento.
El dolor se manifiesta en depresión y llanto,
hasta vaciar las apetencias y purificar
las pasiones de la carne y la sangre,
serenar el espíritu, redimido el ser.

El amor y el dolor se amasan juntos.
Nos van puliendo,
nos van crucificando,
nos matan y resucitan.
Y por el amor y dolor,
Dios nos limpia y pone brillantez,
devenimos su imagen y semejanza:
Amor amante.

El amor nunca está exento de dolor.
Amor y dolor ya no se repelen,
amor y dolor se aman,
juntos gustan la paz y la alegría.
El amor todo lo armoniza,
distiende, flexibiliza y dulcifica.

Cuando Dios entra a ser el protagonista del amor,
ya todo se transforma en felicidad.
Amar es fidelidad, cordialidad,
entrega mutua y perdurabilidad.
Amor es por siempre lavar los pies a la humanidad.

Al fin, amor y dolor son Eucaristía ofrecida.
Nace una alabanza orante por la gracia del amor.
El amor nos hace veraces con los demás,
nos lleva a darnos con cariño,
a mostrarnos reciprocidad.
Y el amor crea la comunión.

Y hacer del amor la más pura liturgia,
la más bella oración de acción de gracias,
por el Dios que nos ama,
porque es eterna su misericordia,
porque es eterno su amor.

Y el amor me ha llevado a aventurar la vida.
Mi barca se ha adentrado en el amar,
Dios mi barquero.
Remar mar adentro,
hacia la inmensidad,
hacia la deseada eternidad.
Anna Seguí Martí, ocd

23 03 10, PUZOL, Anna, ¿Cómo crece la confianza?

¿Cómo crece la confianza? Ella tiene una delicada pureza de alma y una exigida actitud que, la confianza, es sencillamente estar fiándose de Dios. Y nos fiamos en tanto que el amor lo configura todo en el ser, en mí, en el interior de cada corazón humano. El paso de Dios por nuestra vida nos clarifica, y se realiza en nuestro ser la frescura de estas realidades hondas, incisivas y santas: transparencia del amor, confianza, la esperanza y la fe.

La confianza no es una adquisición mía, no un logro, es sencillamente gracia y regalo de Dios. Dios ansioso regalador de bienes. La confianza crea una disposición interior que acoge con bondad toda la realidad que la vida nos depara, realidad serenamente aceptada. Amor y confianza se amalgaman para crear una armonía interior, que se sobrepone a lo puramente psíquico y temperamental, para obrar al estilo de Jesús; se impone hasta hacer sobresalir aquella verdad nuestra de hijos e hijas de Dios.

La confianza, envuelta en el amor, es un asomo del ser nuevo que somos en verdad por la redención de Cristo Jesús. La confianza pone tranquilidad y modera las ansias ante toda circunstancia, por adversa que sea. Confianza-amor, da un talante de serena y segura disposición que retira de nosotros el ímpetu de “yo hago”, para dejar paso al hacer de Dios: Él me hace, Dios nos hace. Dejarnos hacer.

Amor-confianza, es un caudal sereno que recorre el cauce con efluvio de vida de cielo en este suelo. La persona que vive del amor-confianza, crea un entorno de suavidad, alegría serena y felicidad relajada, proporcionando bienestar en el ser y en el entorno. Todo se vuelve sereno y tranquilo donde el amor y la confianza abren un espacio de acogida. Una fiesta continua es ser y vivir de confianza envuelta en amor. Confiar. Ante Dios, esperar confiadamente.

A lo largo de la vida, lo esencial ha sido aprender a amar y confiar, esto me ha sido vital para perder los miedos de mí misma, descubrirme y verme al desnudo, aceptarme en lo bueno y en lo malo y reposarlo todo en Dios. Confianza es sabernos en manos del buen Padre Dios. Al final, no es el temor ante un juicio, es la confianza que expulsa el temor y nos abre al seguro Amor que nos acoge para siempre. Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas”. (Pro 3,6-5)

23 03 03 PUZOL, Anna, Sentires del alma, 40

23 03 03 Anna (Puzol)

  • Para ser presencia amorosa con los demás, es menester descubrir la presencia del Amado en mí, realizándome en amor. Somos lo que vivimos dentro.
  • Cuando me descubrí encadenada, me horroricé. Dios tomó rostro libertador. Y solo Jesús pudo sacarme de los infiernos, me liberó y pacificó. Gozar la vida liberada es estar reconciliada y en paz. Y en acción para que la justicia del Reino se haga realidad.
  • Libertad deseada, luchada, conquistada, regalada. La libertad no encadena a nadie. Si estás cogida, aunque sea a una devoción, ya estás atada. La libertad va desnuda, libre, sin nada. La libertad solo ama.
  • A veces me dicen: eres valiente, eres inteligente, eres fuerte, eres intrépida. Cuando oro, sé que no logro orientar mi vida. Descubro mi necedad. Y  sigo orando para dejarme orientar.
  • Definición del amor: ¿Qué puedo hacer por ti? Y servir.
  • Cuando haces un servicio, hazlo bien y retírate. No esperes que te lo agradezcan. Y si lo hacen, di: Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.
  • Ruego a Dios que me regale la gracia de la fidelidad. Sin Él no puedo nada.
  • En el peregrinar de la fe hay pocos descansos. Y no mires atrás.
  • El bullicio dispersa y distrae. Orar es concentrar. Desea solo ser fiesta en Dios. Alegra el alma en el Amado.
  • Ansiamos ser amados y amar. Si no amas, te estás destruyendo. Ama y vivirás.
  • Amar es solo esto: Amar.
  • Tu sonrisa es una alegre paloma blanca, tu gozo sus alas, tu libertad su vuelo.
  • ¿Cuál es tu mejor rostro? Entra dentro de ti y mírate a la luz del Amado. Asombro de una belleza.
  • Amo la sabiduría, me pesa la carga de la necedad.
  • La Trinidad son ellos tres. Y no quieren ser sin la humanidad. Ya somos cuatro. Nadie es un “yo” solo.
  • La mística cura la distracción y la dispersión. En el recogimiento, atención a Dios. Él habita en tu corazón. La mística nace cuando te sientes mirada por Dios. Y llega a plenitud cuando amas y sirves.
  • Todo es gracia. ¿Expreso la alegría de lo que se me da? ¿Me vivo amada y agraciada? Todo depende de saber mirar cómo Dios nos mira. Y vernos como nos ve Él.
  • Nuestro corazón es un terreno. Que sea fértil y hacerlo producir depende de mí. Sea Dios hortelano y jardinero en mi terreno. El mejor fruto: el amor. La mejor flor: el servicio.
  • Esta mañana volaba. En pleno vuelo me cortaron las alas. La confianza es saber esperar, ver nacer nuevas alas y volver a volar.
  • ¿Será verdad una vida resucitada donde hay tanta siembra de muerte? Ya es verdad.  En la redención, Jesús lo ha hecho realidad.
  • Cuando se ama con pasión, se busca la correspondencia. Cuando se ama como Dios ama, solo se ama.
  • He quedado ciega cuando ya voy finalizando el camino. El resto a recorrer, lo camino con un bastón en la mano y Dios de lazarillo.
  • Es tan escasa la lluvia y tan seca la tierra que añoro pisar el frescor de la hierba verde y húmeda, olor a tierra mojada.     (14 – junio – 2021)

2023/03/03 DAIMIEL. Visita de Ntro. Padre Jesús Nazareno

Hna. FARA (DAIMIEL)

Mis queridas hermanas,

Espero que todas estáis bien con mucha esperanza para brotar como el retoño de la primavera que ya llama a la puerta….

Al regreso de la Asamblea,

          – mientras nuestra Santa Madre en Ávila, recibe la imagen de Jesús de Medinaceli, obra de Gerardo Morante Pozuelo que fue bendecida el 4 de marzo de 1948 por el Obispo de Ávila Don Santos Moro Briz.

Al cumplirse 75 años de esta bendición, se han celebrado con una Eucaristía en la catedral, presidida por Jesús García Burillo, Obispo Administrador Diocesano de Ávila, seguida de una procesión por las calles del centro de la ciudad arropada por cientos de hermanos y devotos, como ocurre cada Martes Santo y, llegó hasta la Basílica de la Santa, donde tuvo lugar un acto con nuestros hermanos, los Padres Carmelitas, para que la Archicofradía de Jesús de Medinaceli y sus acompañantes “ganasen el Jubileo Teresiano”.

Según la historia, la relación de la Imagen de Jesús y el Carmelo remonta ya desde hace muchos siglos:

       La cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno se fundó en 1598;

Pues nuestros hermanos carmelitas cuidaban a Ntro. Padre Jesús Nazareno hasta a los principios de 1615 cuando cedieron el convento a las hermanas carmelitas. Entonces desde aquel momento fueron “cuidadas” por Jesús y cuidadoras de Él, hasta nuestro traslado en el “cerro gordo”, hace 39 años.

Siendo pues este año 2023,  la cofradía de Ntro Padre Jesús que celebra el 425 aniversario de su fundación, ha tenido el detalle de dejarLo visitarnos y empezar con él y nosotras el Vía Crucis Cuaresmal de las Cofradías y Hermandades de Pasión.

Alegría y emoción con tan buen Amigo presente, con tan buen capitán que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir; es ayuda y da esfuerzo; nunca falta; es amigo verdadero.

Mira otra vez nuestra vida, nuestra historia, nuestros rostros, el cuidado mutuo,…. un solemne memorial como si nos dijera “siempre juntos”. Todas emocionadas y supercontentas, hasta llevamos a nuestra hermana Gloria María ante Él.

Durante la mañana del sábado, nuestra Capilla se convirtió en el Refugio dónde el trasiego de devotos era reseñable. Todos nos compartían que era la primera vez poder ver a la imagen de Jesús tan cerca, “hácese a nuestra medida”.

Y en la tarde, estaba dedicada al arte de vestir a Jesús memorando a los hermanos y hermanas que Lo vestían durante siglos. Era la única monja que ha tenido la suerte de “ver a Jesús desnudito” y ayudar a vestirLe con túnica anterior a la guerra civil, datándose de finales del siglo XIX y siendo sustituida en el año 1935, bordada en hilo de oro sobre terciopelo morado por nuestras hermanas salvándose de la contienda civil junto con la túnica posterior en los sótanos del ayuntamiento y con la corona de oro más antigua que conserva….

A las ocho y media, daba inicio el Vía Crucis Cuaresmal organizado por la Junta de Hermandades, con los textos de Santa Teresa de Jesús en todas las estaciones, realizándose la primera estación en las inmediaciones del convento. Un Vía Crucis multitudinario y en el que el pueblo de Daimiel y las calles por las que procesionaria quedarían engalanadas al paso del mismo por sus residentes, acompañando a «su Jesús».

Rozando la media noche Ntro. Padre Jesús Nazareno encaraba de nuevo su Iglesia (nuestro convento antiguo) acompañado de miles de personas. Ahora Él ataviado con túnica «mora» lisa ya se encuentra en su hornacina donde diariamente mira a quienes se acercan a Él todos los días al Refugio (cuenta la historia que nuestras hermanas oían muchas veces sollozos ), escucha sus plegarias y está por todos.